Seguro que en más de un vídeo pornográfico hemos tenido nuestro primer punto de contacto con la eyaculación femenina, pero… ¿hasta qué punto es real o se trata de montajes elaborados?
Lo cierto es que los estudios relacionados con este tema son bastante inconclusos, aunque ahora sabemos más que años atrás.
Desde siempre se ha pensado que la eyaculación es un proceso propio del hombre, pero parece ser que la mujer también tiene capacidad para eyacular.
Como curiosidad, a lo largo de la historia hemos encontrado referencias a este hecho. Por ejemplo, Hipócrates ya hablaba de una especie de semen femenino que podía aparecer durante las relaciones sexuales.
En el año 1982, los científicos Whipple y Perry llevaron a cabo una serie de estudios que concluyeron la existencia de un tipo de fluido distinto a la orina y de la lubricación de la mujer en las relaciones sexuales.
¿Qué es la eyaculación femenina?
- Naturaleza: nos referimos a un líquido viscoso (pero no tanto como el semen) con un toque ligeramente blanco que saldría de la vagina durante un orgasmo. No está ligado únicamente a las relaciones sexuales con penetración, ya que también podría emerger con la autoexploración, sexo oral…
- Composición: según se ha podido estudiar, el principal componente de este líquido sería glucosa, creatinina, PSP (acrónimo de fosfatasa ácida prostática) y urea.
- Punto G: se piensa que la forma más recomendada para conseguir la eyaculación femenina, conocida popularmente como squirting o squirt (echar un chorro), es mediante la correcta estimulación del punto G.
- Función: además de otras tantas diferencias con la eyaculación masculina, la eyaculación femenina no tiene la misma función. Simplemente es un acto reflejo asociado con el orgasmo, y no guarda ninguna función de reproducción, como si que ocurre en el caso del hombre.
- Cantidad: como ocurre con los hombres, la cantidad de eyaculado en cada ocasión puede ser muy variable. Además, son muchas las mujeres las que eyaculan durante sus relaciones sexuales, pero con una cantidad tan baja que ni tan siquiera se dan cuenta de ello.
No obstante, a pesar de todo lo que ya sabemos, lo cierto es que los científicos alertan de que hay que llevar a cabo más investigaciones en esta línea para llegar a extraer más conclusiones. Tienen claro que ahí está la clave para avanzar en el campo del conocimiento de la sexualidad del ser humano.
